GH4: la edición que quiso ser tierna... y acabó siendo historia
Gran Hermano 4 arrancó con una gran noticia: ¡volvía Mercedes Milá! Tras haber dejado el programa en GH3, regresó como la gran maestra de ceremonias, con su carpeta bajo el brazo, sus comentarios afilados y ese don para hacer de cada gala una montaña rusa emocional. Su regreso marcó el inicio de una etapa dorada.
Y es que esta edición nació con ganas de reinventarse, pero sin perder la esencia. Querían emocionar, reflexionar y hacernos creer que los concursantes venían a buscarse por dentro. Spoiler: ¡se encontraron con nominaciones, discusiones, amores imposibles y hasta un stripper dándolo todo en una bañera!
Fue la edición de las piscinas cubiertas, los confesionarios en planta alta, las expulsiones con escenografía dramática, y sí, de los castings más aleatorios que se recuerden. ¿Qué fue GH4? Un experimento emocional… con momentos de reality puro y duro. ¡Y lo celebramos!
Pedro Oliva: de cabrero a leyenda
No fue un estratega a lo Pepe Herrero, ni un showman a lo Jorge Berrocal, ni un fiestero como Nico de GH5. Fue Pedro, el cabrero maño, bonachón, de mirada noble y palabra calmada. Lo que ves es lo que hay, y eso encantó a la audiencia.
Ganó con justicia y hasta hoy es uno de los ganadores más queridos. El hombre que cuidaba cabras... y acabó conquistando España.
Desirée, segunda finalista, puso corazón, lágrimas y autenticidad.
Rafa, el seminarista que nunca vio venir el huracán mediático, dejó frases que aún resuenan.
Gustavo, el stripper con alma de galán, revolucionó la casa y las hormonas.
Inma, la gaditana que encajaba como un guante con Pedro, formaron una de las parejas más reales y duraderas del reality. ¡Y tuvieron una hija juntos, Paola!
El Confesionario de Juanfran.
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