GH3: La edición más conflictiva de la época y sin Milá

 


Gran Hermano 3 fue… rara, pero gloriosa. Para empezar, Mercedes Milá dijo “yo este año me lo salto” y se fue a meditar con libros o a plantar tomates, vete tú a saber. En su lugar entró Pepe Navarro, que parecía más preparado para presentar Expediente X que un reality show. El tono sobrio y misterioso que quiso dar no cuadraba con el espíritu canalla de GH… y se notó. Fue un intento raro, como cuando alguien cambia el ketchup por wasabi y dice “es lo mismo”. Pues no.


Pero dejando a un lado lo de Pepe Navarro, la edición tuvo edredoning, conejos, carneros, una historia de amor post-concurso y momentos de televisión que hoy serían oro puro en redes sociales. Una de esas ediciones que igual no recuerdas entera, pero sí recuerdas que pasó algo grande.


Patricia y Kiko: los reyes de la bronca


La gran bomba mediática de GH3 fue, sin duda, el primer edredoning oficial de la historia de Gran Hermano España. Los protagonistas fueron Patricia Ledesma y Kiko Hernández, que no solo compartieron cama, sino también pasión, miradas, arrumacos y sábanas inquietas.


La cosa fue tan calentita que se inventaron un nuevo concepto televisivo: la hora sin cámaras. O sea, apagón total, todo el mundo imaginando cosas, y tú en casa pensando: “¿Están…? ¿No están?”. Es decir, la tele dándonos morbo a cucharadas.


Kiko fue tercer finalista, Patricia quedó segunda… pero ¡yo lo tengo claro! Patricia merecía ganar. Daba juego, protagonizó tramas, amaba, lloraba, se enfadaba… vamos, que era oro puro. Kiko, eso sí, salió disparado al estrellato televisivo, y hoy en día sigue siendo uno de los rostros más reconocidos que ha salido de la casa.


Raquel y Noemí: la historia de amor que vino después


Y luego están ellas: Raquel y Noemí. En la casa parecían solo buenas amigas, pero una vez fuera surgió la chispa. Y no una chispa cualquiera, no: una relación seria, con boda incluida. La primera pareja lésbica que se conoció en Gran Hermano en pleno 2002. Eso sí, el cuento de hadas acabó como muchos cuentos reales: con drama, ruptura y portadas de revista.


Pero fueron valientes, y abrieron camino en una televisión que aún no estaba acostumbrada a mostrar la diversidad con tanta naturalidad. Solo por eso, merecen este homenaje.



La casa de GH3 fue una especie de laboratorio televisivo. Por primera vez hubo animales de 4 patas, a parte de los perros que hubo en GH1 y GH2 (unos carneros que tenían más mala leche que los propios concursantes), y una especie de radio interna que los habitantes usaban para hablar al resto de la casa… ¡y al público! ¿Inventaron el primer podcast de la historia sin querer? Puede ser.


El ganador… y la injusticia

El ganador fue Javito, un chico simpático, muy querido por el público, pero… ¿el que más juego dio? Pues no. Patricia merecía esa victoria por lo que nos regaló: carisma, contenido, y momentos históricos.

Pero bueno, como decimos siempre en este blog: una cosa es ganar, y otra pasar a la historia.


Puede que no sea la edición más recordada, puede que Navarro no fuera Milá (ni de lejos), pero GH3 puso los cimientos del Gran Hermano que vendría después. Nos regaló el edredoning, la primera historia lésbica post-concurso, y concursantes que aún hoy tienen peso en la tele.

Una edición llena de primeras veces que supo brillar sin Milá… aunque con ella, todo mejora, ¿verdad?

El Confesionario de Juanfran.


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