GH19: UNA JOYA MALTRATADA POR MEDIASET

 


Si algo ha dejado claro Gran Hermano 19 es que puedes tener el mejor casting en años… y aun así arruinarlo si lo manejas con los pies. Sí, hablo de ti, producción. GH19 fue ese diamante en bruto que en lugar de pulirse, fue lanzado al barro para ver cómo brillaba por sí solo. Spoiler: brilló, pero a costa de sus concursantes y no gracias al programa.


Una casa que ardía... pero nadie se enteraba


Mientras en la casa se cocía un drama digno de HBO, las galas estaban dirigidas como si estuviésemos viendo una tarde de domingo en Canal Cocina. Las tramas potentes eran ignoradas, los vídeos se seleccionaban con un criterio que ni la ruleta de la suerte, y los debates parecían un after de gente que no había visto el 24h. ¿Resultado? Desinformación, frustración y muchas ganas de gritarle a la tele.

Y lo más sangrante: se olvidaron del corazón de GH —la convivencia y el 24h— para centrarse en guerras forzadas, vídeos sacados de contexto y expulsiones manipuladas por montaje.


El gran casting que merecía otra suerte


Aquí no hablamos de un grupo plano ni de relleno. GH19 tuvo un casting lleno de perfiles que brillaban por sí mismos, sin necesidad de forzar tramas ni sobreactuar. Gente auténtica, con conflictos reales, con alianzas, rupturas, amistad, juego, traición… ¡todo lo que un buen GH necesita! Y sin embargo, el programa se empeñó en no enseñarlo.

Porque si tienes a Maica dándote momentazos, carisma, juego, luz y oscuridad, y tú decides centrarte en cuatro que daban más bostezo que Teledeporte a las tres de la mañana, es que alguien en la sala de control se quedó dormido.


El fenómeno Fresi: lo único que mantuvo vivo al fandom


Ay… las fresis. Qué gustazo volver a sentir que un grupo conecta con la audiencia como lo hicieron ellas. Porque sí, eran imperfectas, pero reales, leales y estratégicas. Ellas supieron jugar cuando nadie más se atrevía, se posicionaron cuando los demás se escondían tras el mueble del salón, y nos dieron narrativa, espectáculo y emoción.

Y dentro de ese universo de brilli-brilli emocional, brilló con fuerza una mujer que, al menos para este bloguero, devolvió la magia a Gran Hermano: Maica. Qué energía, qué verdad, qué forma de vivir el programa. Maica era la vieja escuela pero con alma renovada. Si alguien entendía lo que significaba vivir en esa casa, era ella. Y por eso dolió tanto verla salir antes de tiempo. Pero como buena concursante de GH, se fue aplaudida por el público y con la frente bien alta.


Cuando gana un mueble y la basura se queda sentada en la final


Lo de la final… ¿qué te digo? Fue como ver una gran película con un final escrito por el becario de turno, que claramente no se leyó el guion. El juego se perdió por el camino, y al final la audiencia premió a un mueble. Y ojo, no uno de diseño. No, no. Un mueble del IKEA sin montar, que no aportó más que silencio y cara de susto.

Y por si fuera poco, la mugre de la casa, esa que generaba toxicidad, ruido y bronca vacía, se paseó por la final como si fuera protagonista. Es que ni en la gala final se supo poner en valor a quienes merecían cerrar esa edición con dignidad.


Una edición que merecía oro y le dieron hojalata


GH19 fue como una botella de vino buenísimo que se sirvió en un vaso de plástico. Tenía los ingredientes para ser historia, pero la realización, el montaje y las decisiones de la cúpula lo mandaron al limbo del "casi".

Eso sí, desde aquí lo gritamos claro: gracias a Maica, a las fresis y a quienes jugaron de verdad, por hacernos volver a sentir que Gran Hermano aún tiene alma.



💬 ¿Tú también sufriste con la salida de Maica? ¿Te volviste loco viendo las galas sin entender nada? ¿A qué concursante habrías dado el maletín? ¡Déjamelo en comentarios y prepárate, que GH20 ya asoma el ojo! 👁️



El Confesionario de Juanfran.

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