Si GH14 fuera una montaña rusa, tendría loopings, caída libre, curva con trompo y te dejaría el alma dada la vuelta. Fue una de esas ediciones que no necesitas exagerar porque ya fue lo suficientemente loca y buena por sí sola. Y con un casting tan potente que hoy en día, muchos de sus concursantes siguen presentes en el imaginario colectivo del gran hermanismo puro.
Y no solo eso. Fue la edición de los giros absurdos, los sobres en las cajas y… la maldita Appgree. Sí, ese invento del demonio.
Argi: la injusticia más grande desde el café descafeinado
Empezamos fuerte, porque lo de Argi fue un antes y un después. Había entrado como una bomba de frescura, con esa naturalidad vasca, esa mala leche divertida y esa espontaneidad que te hace fan sin darte cuenta. Era favorita clara, tenía carisma, conexión con el público… pero cometió el error de hacer una broma muy desafortunada sobre ETA.
Un comentario sin maldad, sin intención política, pero que en un programa como GH se convirtió en munición mediática. Y ahí fue donde la organización tomó la peor decisión posible: expulsarla disciplinariamente. Si hubieran respirado 10 segundos y gestionado mejor la situación, Argi hoy tendría el maletín en casa. Así, tal cual.
A día de hoy sigue siendo una de las decisiones más polémicas de la historia del programa, y un ejemplo de cómo matar a una ganadora por la vía rápida.
Susana Bicho: una victoria calladita, pero muy merecida
Susana fue todo lo contrario al drama. No gritaba, no montaba pollos, no buscaba carpeta ni follón innecesario. Pero ahí estuvo, firme, coherente, buena persona y con un gran sentido del humor. El perfil bajo que se acaba ganando el cariño del público sin hacer ruido.
Su relación con Gonzalo fue una de esas carpetas suaves, sin toxicidades ni montajes forzados (bueno, luego fuera pasó lo que pasó, pero en la casa eran lo más sano que había). Su victoria fue justa y merecida, aunque opacada por todo lo que pasó antes de la final.
Dani: cuando entras con el interviú ya planificado…
Luego tenemos la joyita de Dani, expulsado disciplinariamente por planear, junto a su novia (la que luego entraría en la casa), todo un business plan antes de pisar Guadalix. Tenían entrevistas pactadas, portadas, colaboraciones... Vamos, que no venían a vivir la experiencia, venían a sacarle rendimiento económico como si fuera un Kickstarter.
Y ahí fue cuando Mercedes Milá nos recordó por qué era LA presentadora de GH: lo echó con dignidad, con contundencia, defendiendo la esencia del programa con uñas, dientes y una clase brutal. Dani se fue por la puerta de atrás, pero la lección quedó bien clara: GH se vive, no se negocia desde fuera.
Appgree: el arma de doble filo que hundió a mi favorita
Y cómo olvidarme de la maldita Appgree? La brillante (léase con ironía) idea de permitir que el público votara a través de una app quién querían que fuera nominado.
¿Y qué pasó? Pues que mi favorita, Sonia Walls, acabó en la calle por esa bendita app. Ella, que tenía una carpeta estable, que era buena compañera, que fue siempre fiel a sí misma… terminó señalada y nominada por el odio irracional que generaba su relación con Kristian, uno de los tíos con el pelazo más envidiado del reality. Odiada por carpeta. Clásico.
Sonia fue mi favorita, y ver cómo esa app torcida la sacó sin merecerlo fue como ver morir un unicornio en directo. Injusticia de las gordas.
Lorena, Desireé, Igor y Miriam: personajes XXL
Lorena Edo entró como una moto y duró lo que un chicle en la boca de Mercedes Milá: fue de las primeras expulsadas, pero vaya primeras galas nos dio. Desireé, nuestra Miss Obregón de Montequinto, fue otro torbellino de personalidad y frases memorables. Igor y Miriam, por su parte, fueron la carpeta más tóxica y desconcertante de la edición, con idas, venidas, traiciones, llantos y montajes que parecían sacados de una telenovela de sobremesa.
Todos ellos dieron juego, vídeos, portadas y horas de 24 horas dignas de maratón.
Una edición redonda… aunque sin Argi fue como una tortilla sin huevos
GH14 tuvo de todo: expulsiones justas e injustas, amor, traición, polémica, presentadora con las ideas clarísimas y un casting con auténtico sabor a GH clásico. Fue la última edición donde se sintió de verdad la esencia del formato, donde la casa parecía una olla a presión y los concursantes no eran figurantes de plató, sino protagonistas reales.
Nos dio una ganadora justa, nos arrebató una ganadora potencial y nos coló una app que jamás debería haber existido. Un caos delicioso, como debe ser.
¿También eras del #TeamSonia? ¿Te traumatizó la expulsión de Argi como a toda España? ¿O eras de los que votaba en la Appgree con rencor? ¡Dímelo en comentarios, que este GH merece debatirse como si fuera la gala final!
El Confesionario de Juanfran.
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