Gala 6 de GH20: la noche en la que el formato agonizó en directo


 Hay galas históricas… y luego está la Gala 6 de GH20, que pasará a la historia por otra razón muy distinta:
ser el equivalente televisivo a ver cómo un castillo precioso, construido durante 24 años, es demolido a martillazos por su propia cadena y su propia productora.

Porque sí, lo que vivimos anoche no fue un programa:
fue un parte de defunción.


Cinco expulsados. CINCO. En una sola noche.

Patricia, Joon, Aroa, Jonay y Edurne.
Uno detrás de otro, como si estuvieran pasando por una cinta transportadora de concursantes rumbo al vertedero televisivo.
Aquello parecía menos GH y más la fila del supermercado cuando te pilla la cajera motivada con el código de barras.

De verdad, el ritmo era tan absurdo que por un momento pensé que había puesto Humor Amarillo sin darme cuenta.
Solo faltaba que cayeran por un agujero al final del set.

Pero lo más surrealista no fue la cantidad, sino la calidad del despropósito:
dos de las expulsadas fueron Patricia y Aroa, probablemente las dos concursantes que más han sostenido esta edición exprés que se está viniendo abajo a velocidad récord.
Eran contenido, eran ritmo, eran conflicto, eran dinamita televisiva.
Eran, literalmente, finalistas naturales.

Y les han dado una patada al borde del escenario como quien tira un cartón de leche caducado.
Indignación es poco.
Es que ni en pleno apagón de ideas se justifica semejante torpeza narrativa.


Un dato de audiencia para llorar con calma

Y claro, ¿qué esperaba la cadena?
¿Que tratándonos como si fuéramos tontos el share iba a subir por arte de magia?

La gala anotó un resultado que ya no sorprende porque todo el mundo sabe que GH20 se ha convertido en una edición lanzada al vacío.
Sin alma, sin mimo, sin estructura y sin respeto al formato que más alegrías le ha dado a esta cadena en toda su historia.

Da pena.
Pena real.
Pena de la de apretar mandíbula.

Porque nosotros, los fans, nos comimos años de travesía del desierto esperando un regreso digno.
Y en lugar de darnos un renacer, han hecho una eutanasia televisiva sin anestesia.

El presentador y su frasecita de marras

Y por si faltaba algo para completar el cuadro…
el presentador, nuestro gran maestro de ceremonias (modo ironía: ACTIVADO), decidió soltar con sorna un:

> “Coño, qué rápido se ha pasado esta edición”.

Sí, cariño, claro que se ha pasado rápido.
Cuando recortas hasta el aire que respiran, normal que dure 42 días, convirtiéndose en la edición más corta de la historia del formato.
Pero no porque el ritmo fuera vertiginoso, no:
porque las decisiones han sido torpes, aceleradas y fruto de la peor planificación que se recuerda.

Es el equivalente televisivo a meter todos los ingredientes de una paella en un microondas y esperar que salga algo rico.


Los cinco finalistas: Rocío, Desirée, Aquilino, Cristian y Raúl

Admito que no he logrado conectar al 100% con ninguno, pero tampoco es culpa mía:
es difícil enamorarse de unos personajes cuando la historia está mal escrita.
Cuando el montaje es errático.
Cuando la edición no te deja respirar ni convivir con ellos.

Dicho esto, si hablamos de potencial ganador, tengo que decirlo claramente:
las concursantes más completas para llevarse GH20 son Rocío y Desirée.
Consistentes, equilibradas, presentes, limpias en juego y con un perfil que encaja como finalistas auténticas.
Cualquiera de las dos me parecería un cierre digno… dentro de lo poco digno que queda.

Pero aquí entra la intuición —esa intuición que nunca falla en GH— y me dice que Aquilino va a ganar.
No sé si por narrativa, por energía, por cómo están funcionando los grupos o por simple vibra, pero lo siento:
creo que va a ser él.

Y oye… si tiene que ser él, pues que sea.
A estas alturas, lo único que pido es que la final no dure 12 minutos y medio.


Cierre triste, porque no puede ser de otra forma

Lo que más duele no es el desastre de esta edición.
Es la sensación de que han maltratado el formato que más emociones, lágrimas, alegrías, enfados, debates y momentazos ha dado a nuestra televisión.

Lo que da rabia es que no se han dignado ni a intentarlo.
Ni una gala épica.
Ni un casting mejor trabajado.
Ni una narrativa cuidada.
Ni un respeto por los tiempos.
Ni una defensa de aquello que hizo grande a GH.

La tristeza viene de ahí:
de ver cómo una cadena y una productora que antes presumían de tener EL formato, ahora parece que solo quieren quitárselo de encima cuanto antes.

GH no se merecía morir así.
Ni nosotros tampoco.

Pero aquí seguimos, resistiendo, porque los fans de GH somos como los buenos concursantes:
nos podrán echar cinco veces en una noche,
pero siempre volvemos.

El Confesionario de Juanfran.

Comentarios

Entradas populares