GH11: SEXO, TRAICIONES Y UN GANADOR MÁS SOSO QUE UNA SOPA SIN SAL
Pocas veces un casting ha sido tan explosivo… y pocas veces la audiencia ha estado TAN desubicada al votar. GH11 lo tuvo todo: edredoning, peleas con cristalería volando, insultos censurables y un sistema de dos casas que parecía una mezcla entre La isla de las tentaciones y El show de Truman con presupuesto de barrio.
Indhira y Arturo: pasión, celos y un vaso volando
Lo de Indhira y Arturo fue digno de telenovela turca. Empezaron con calentura nivel sauna finlandesa, siguieron con toxicidad nivel Chernobyl y acabaron con una expulsión disciplinaria que pasó a la historia. ¿El motivo? Indhira, cegada por los celos cuando vio que su maromo coqueteaba con Carol, le tiró un vaso de agua mientras gritaba esa frase inmortal: "¿¡Quieres verme el rabo!? ¡Zorra! ¡Zorra!"
En ese momento, se paralizó España y Mercedes Milá sacó el látigo. Indhira, a la calle. Y nosotros, con palomitas en mano.
Tatiana y su coño
Tatiana era pura dinamita. Una rusa que no necesitaba más armas que su boca para arrasar con todo. Ella y su coño se convirtieron en historia viva del reality. Mal hablada, impulsiva, auténtica y con más carácter que un dragón.
¿Mi favorita? ¡Obvio! Tatiana era la que ponía patas arriba la casa, la que no se callaba ni muerta y la que decía lo que nadie se atrevía. ¿Que le faltaba un filtro? Bastantes. ¿Que te hacía reír y al minuto te quería arrancar la cabeza? También. Pero eso es Gran Hermano, cariño. No Saber y ganar.
Nagore: odiada dentro y fuera (y récord Guinness en expulsiones)
Nagore llegó con un aura de líder, pero en un par de semanas ya era el centro del odio dentro y fuera de la casa. Le cayó mal a todo el mundo, incluidos los muebles. La audiencia fue clara y le dio la patada con un histórico 95% de los votos. Récord absoluto que aún no ha sido superado. ¿Y sabéis qué? Desde entonces no ha parado de currar en televisión.
Moraleja: a veces perder es ganar. La expulsaron con desprecio, pero hoy Nagore se pasea por televisión como por el salón de su casa, mientras el ganador de esa edición...
...Ángel, el yogui del bostezo eterno
Ay, Ángel. El ganador más zen, más plano, más... ¿quién? Porque a día de hoy solo nos acordamos de que tenía alas en la cabeza y hablaba como si estuviera a punto de levitar. La audiencia, en un arrebato de vamos a ser diferentes, echó a todos los que daban juego y dejó en la final al chico más apático del casting.
Y ganó. Plot twist, pero en plan decepción. Ni lo celebramos. Fue como cuando te regalan calcetines en Navidad: útil, pero un bajón.
Casa espía vs Casa 11: el reality dentro del reality
La idea era buena: dos casas, una con concursantes oficiales y otra con espías. Juego de engaños, estrategias y sorpresas. En la práctica… un poco lioso al principio, pero dio momentos maravillosos. Como cuando Nagore se creía la más lista y la casa espía se la estaba comiendo viva sin que se enterara.
Fue una edición con estructura de thriller psicológico, pero con protagonistas sacados de La que se avecina.
GH11 fue una locura maravillosa. Un circo de tres pistas donde cada día pasaba algo más bestia que el anterior. Nos dejó frases icónicas, momentos inolvidables y una campeona moral: Tatiana, mi ganadora indiscutible. Porque si esto va de dar contenido, de ser auténtico y de montar el pollo con arte… ella era la reina.
¿Y tú? ¿También gritaste “¡Zorra!” en el salón como si fueras Indhira? ¿O eras de los que meditaba con Ángel mientras el mundo ardía?
Te leo en comentarios, que este Confesionario está siempre abierto.
Y recuerda: “¡Mi coño!” es más que una frase, es un estado mental.
El Confesionario de Juanfran.
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